Este artículo fue publicado por derechoaleer en la Revista Users Nº 235 del mes de noviembre de 2010 - La lista completa de artículos en UsersFinales


¿El fin del anonimato en internet?

Google, Facebook, Yahoo! y demás gigantes de internet, compiten tenazmente por controlar el "activo" más valioso de la web 2.0: los gustos, contactos y preferencias de cada usuario real. En medio de esta lucha, el anonimato en internet parece una característica condenada a ser sólo un recuerdo nostálgico de un pasado idealista.

A principios de los 90, como quedó claro en aquel célebre manifiesto «Declaración de Independencia del Ciberespacio» escrito por John Parry Barlow —un personaje de la contracultura de los 60, letrista de Grateful Dead y cofundador de la EFF*— toda una generación de soñadores creyó ver en Internet un espacio fuera del alcance de los gobiernos y sus leyes, a resguardo de la influencia de los sistemas de control y regulación tradicionales. Sin embargo, la creencia de que la anárquica arquitectura de la red por si misma, garantizaba un espacio inalcanzable para las arquitecturas de control, se transformó en un postulado muy difícil de sostener algunos años después. No hay tecnologías que defiendan los derechos de las personas per se, sea el siglo XIX o el XXI la historia es siempre la misma, si no quieres que tus derechos sean avasallados, hay que involucrarse y defenderlos, como ha ocurrido siempre.

Hace algunos números, en esta misma sección, analizábamos como las redes pueden convertirse en formidables redes de control al servicio de las agendas ocultas de los estados, otorgando a los "conspiranoicos" más conspicuos (como nosotros) abundantes argumentos para abonar su paranoia, sin embargo la evolución de la red hacia la "Facebooknet" o la "Googlenet" (modelos bastante distantes de aquel utópico ciberespacio anárquico y inmune a los controles) encuentra sus causas en condicionamientos muchos menos novelescos que las historias de espionaje: la evolución del negocio de los servicios y publicidad personalizada en internet, y su implícita cruzada contra el anonimato de los usuarios.

Primero fueron las "cookies"

Si retrocedemos hasta aquella web dominada por antigüedades tales como el buscador "Altavista" o el navegador "Netscape Navigator", cuando internet era sinónimo de anonimato y múltiples identidades ficticias, encontramos ya varios especialistas enfocados en el tema de la privacidad. Muchas notas advertían en particular sobre una característica controvertida que implementan todos los navegadores: las "cookies".

Las "cookies" (la traducción al español no aporta demasiado, salvo engañosa inocuidad: galletitas) son porciones mínimas de código que quedan alojadas en el equipo del usuario, con el fin de ser utilizadas como marcadores para rastrear los visitantes individuales que acceden a un sitio. Hasta aquí, el usuario sigue inalcanzable, sólo puede identificarse un navegante. Aunque parece una técnica inofensiva, las cookies son bastante más poderosas. Por ejemplo, es posible que un usuario haya decidido voluntariamente compartir información personal con algún sitio de confianza. Es evidente que el sitio podrá identificado cuando lo visite. Lo que no es tan evidente es lo que ocurre cuando ese sitio decide "compartir" —acuerdo comercial mediante— sus cookies con otros sitios que el usuario ignora y cree visitar anónimamente (Ver Double``Click y Abacus...) La solución al problema es tan simple como desactivar las cookies, sin embargo esta operación implica la pérdida de personalización que un portal o servicio en internet podría darnos. Y aqui se plantea el dilema.

Con la llegada de la Web 2.0, los servicios "en la nube" y las cuentas personalizadas, la necesidad de identificarse (y tener las cookies activadas) se ha vuelto inevitable. Muchos sitios aprendieron pronto a aprovechar las ventajas de la ultra-personalización —Amazon a la cabeza— permitiendo ofrecer a sus usuarios una oferta precisa, analizando al detalle sus hábitos de consumo. Un asunto en apariencia trivial, si no fuera que, por ejemplo, en el caso de los libros implica realizar un relevamiento exacto de lo que lee cada usuario. Un escenario de pesadilla para quien entienda lo que implica dicha información.

Canjeando privacidad por servicios gratuitos

La irrupción de Google, y sus variados y exitosos servicios, tuvieron una característica renovadora en su momento y muy atractiva para quienes hacían un uso intensivo de la red, la austeridad minimalista de los avisos. Lo que en otros sitios era un exuberante desfile de banners centelleantes e irritantes popups, en Google era una modesta línea de texto. ¿Cómo podía sostenerse semejante negocio, que brindaba masivamente servicios gratis o incontables megas de almacenamiento, con los ingresos provenientes de tan poca publicidad? Al igual que Amazon con la personalización, Google ponía en práctica las ventajas que el medio ofrecía. A diferencia de la radio, o la TV, Google sabía algo más sobre sus "espectadores", información que puede cotizar mucho en el mercado de anunciantes, tanto como para generar ingresos millonarios publicando sólo discretos enlaces de texto en el lugar adecuado.

¿Dónde esta limite de lo que Google debería saber sobre nosotros? Al comienzo, con los datos proporcionados por las búsquedas, Google parecía obtener la información sin comprometer nuestra privacidad: este usuario busca informacion sobre comida dietetica, puedo ofrecerle una publicidad sobre un instituto para bajar de peso en su zona. Pero la competencia es dura. Pronto empezamos a ver publicidades relacionadas con el contenido ¡de nuestros correos en Gmail!, entonces alguna alarma se encendió: el contenido del correo, tradicionalmente santuario inviolable de la privacidad, evidentemente era filtrado por algún programa que colocaba una publicidad personalizada, luego de "leer" el contenido de nuestro e-mail. Por último, siendo ubicua la presencia de Google, en los adsense, gadgets o estadísticas en casi todo sitio de la web, ¿es posible dejar de ser monitorizados por Google en algún momento? solo alcanza con recordar el indiscreto historial web que Google guarda de todas nuestras búsquedas y puede relacionar fácilmente a un usuario si éste se ha logueado últimamente... y todo a partir de cosas tan inocentes como las "galletitas".

Redes sociales o redes de control social

La idea de hacer dinero con los datos de los usuarios y la personalización, demostró ser un negocio capaz de sobrevivir la caída de las puntocom. Como explicamos, esa información podía ser subrepticiamente obtenida de entrecruzamientos de datos a partir de pistas mínimas, como las cookies. Sin embargo un día alguien se dio cuenta que había un caudal latente de información sobre los usuarios mucho más fácil de obtener, lo único que había que hacer era algo tan simple como... ¡saber pedirlo! ¿qué tal si los propios usuarios de la red estuvieran dispuestos a entregar toda esa información sobre ellos mismos, sus gustos, pasatiempos, contactos, su identidad real y todo voluntariamente? sólo hacía falta pensar en un servicio capaz de llenar una necesidad hasta entonces aparentemente insatisfecha: el narcisismo. Los usuarios estaban esperando una vidriera para mostrarle su vida en detalle a todo el mundo... disponiendo de tanta información generosamete ofecida, puede comercializarse una base de datos que literalmente vale millones. Despilfarrar recursos en pautar campañas masivas es historia, si sabemos todo sobre nuestros consumidores, pueden planearse acciones mucho más precisas y personalizadas sobre cada individuo. Quien posea y maneje dicha información, se coloca sin dudas en una posición altamente dominante intermediando entre consumidor y producto.

Facebook fue quien descubrió primero esta disposición exhibicionista de los usuarios para reportar religiosamente sus gustos y hábitos cotidianos, y revelar gratuitamente sus datos privados... sólo para que una empresa haga millones con ellos (800 millones de dólares de ganancia en 2009 parece, un buen negocio). Para Facebook, la sola idea de que sus usuarios reserven datos para si, va directamente contra sus intereses: Facebook ha cambiado varias veces su política de privacidad (cambiado para peor ¿hace falta que aclararlo?). Según la EFF se pueden identificar hasta seis etapas entre 2005 y 2010, y su extenso texto sobre Políticas de Privacidad —en esa jerga legal que nadie se detiene a leer— es modificado unilateralmente cada tanto. De la postura inicial de proveer herramientas sencillas para elegir que datos preservar, se llegó a la imposición de nuevos servicios donde el usuario, y sus datos, son incluidos "por defecto". Los "protocolos" de Facebook (como Open Graph) están consiguiendo lo opuesto a los protocolos originales de internet: que cada usuario en la red —si ha ingresado a su cuenta en Facebook últimamente— no sea sólo un número de IP sino una persona real, identificada, con todo un paquete de información, gustos y relaciones a disposición de aquellos que deseen venderle algo.

Distopías del fin de la privacidad

Entonces, analizando esta tendencia del negocio, (tal como señalan en el recomendable blog Blawyer.org**) ni Orwell y su distopía de mundo opresivo, o Huxley y su mundo feliz, describirían el futuro posible de la web, más bien hay que fijarse en aquel clásico de Philip K. Dick (no hace mucho con versión cinematográfica) "The Minority Report": un mundo donde es impensable encender la TV y que no estén dando precisamente nuestro programa favorito, y donde la publicidad no ofrezca otra cosa que exactamente aquel producto que estábamos por comprar.

La disposición a entregar información sobre gustos y preferencias puede ser una decisión conveniente de la que también nosotros podemos obtener beneficios... pero en la medida que exista la responsabilidad de otorgar al usuario las herramientas necesarias para controlarla. Las redes sociales son una tentación para que muchos "compartan" sin una mínima reflexión información privada y sensible en un espacio de exposición pública, poniendo todo ese caudal de datos para ser analizado y evaluado mil veces por las empresas que se encargaran de venderlo. Invisibilizar la problemática de la exposición, y acostumbrarnos a la idea de que internet es una vidriera para nuestra vida personal donde hay que estar, es un mensaje muy conveniente para aquellas empresas que encontraron en las redes sociales los mecanismos para saltear ciertas caracteristicas técnicas de la red (como la de no incluir nombres de usuarios junto con las direcciones IP...).

En el camino, se impone una concepción de lo público y lo privado sólo conveniente a un modelo de negocios de algunas empresas en particular, y no al interés público. Quedaría atrás también, aquella internet que desafiaba ciertas concepciones monolíticas sobre la identidad: cada usuario era un nickname (o varios), y cada nickname una proyección del deseo o la imaginación de alguien.

Lawrence Lessig sostenía en su libro "Código" —escrito ya hace una década, un concepto fundamental: en internet la última instancia real de "regulación" más allá de las intenciones de gobiernos y leyes, es el código, una especie de "constitución" de facto que domina un entorno tecnológico determinado. Y el código de internet, es decir los protocolos y programas involucrados en su funcionamiento, diseñados por aquella extraña combinación de investigadores, científicos, hackers y utopistas desde los 60 hasta los 80, llevaba cierta impronta que establecía el anonimato como algo "por defecto". Si trasladamos esta idea del "código" de Lessig a la red de nuestros días, donde unos pocos servicios hegemonizan la experiencia de usar internet, la pregunta que surge es: ¿quiénes escriben actualmente "la constitución" que establece los principios que gobiernan nuestra vida virtual?.

Como muestra, dos declaraciones de este año para ponernos en alerta: "la era de la privacidad ha acabado" dijo Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Facebook y "Si tienes algo que no quieres que nadie sepa, en primer lugar, no deberías estar haciéndolo" dijo Eric Schmidt, CEO y fundador de Google. ¿Qué clase de código estarán escribiendo sus programadores?

(*) EFF es 'Electronic Frontier Foundation' la legendaria organización que defiende los derechos y las libertades de los individuos en la red: http://www.eff.org/
(**) http://www.blawyer.org/tag/privacidad/


DoubleClick-Abacus, alquimia con las bases de datos

En 1999 cuando DoubleClick, el gigante de la publicidad en internet que recopilaba hábitos de navegación obtenidos de sus sitios web clientes (que servían 5 billones de anuncios a la semana), se fusionó la agencia Abacus (que disponía de 2 billones de perfiles personales reales de transacciones de usuarios), la posibilidad de transformar el tráfico anónimo de la web, en usuarios con nombre, apellido, dirección y numero de teléfono se convirtió en hecho muy concreto. Esto generó una alerta entre asociaciones de internautas en aquel momento, pero finalmente el seguimiento de políticas de privacidad rigurosas atenuaron las criticas. En 2008 DoubleClick fue adquirido por Google...

Anónimos o casi anónimos

Evidentemente no estaba en el ánimo de los arquitectos de la red atender requerimientos comerciales a la hora de diseñar la red. Creada en un contexto educacional y científico (y militar) la cuestión de la identidad del usuario que operaba la computadora quedaba fuera de todo requisito técnico necesario para establecer una comunicación: para saber donde enviar el mensaje la red sólo necesita un IP, no hay razón para agregar más datos. Sin embargo que un número de IP sea un dato más bien incierto para averiguar la identidad del usuario, no significa una garantía de anonimato total, debe ponerse en contexto. En definitiva, sólo si tomamos ciertos recaudos básicos, y esperamos no ser perseguidos por todas las herramientas legales y técnicas disponibles para identificarnos, podemos afirmar en ese caso, que nuestra actividad en la red puede considerarse anónima.

Legislando sobre la Privacidad

La preocupación por la privacidad, ha obligado a los parlamentos a debatir y legislar sobre terrenos hasta ahora no explorados. Un par de ejemplos curiosos en Europa: en Alemania hay un proyecto de ley, que intenta prohibir a los encargados de selección de personal consultar información sobre sus postulantes en las redes sociales (la mayoría de las firmas de recursos humanos lo hacen según un estudio de Microsoft). En Francia un proyecto intenta postular el derecho de los individuos de hacer borrar de la red la información personal o privada. En esa misma dirección, el fundador de Google, Schmidt propuso en una entrevista la necesidad de que cada adolescente que hoy en día haga uso intensivo de las redes sociales, pueda cambiar en el futuro su identidad digital (y real) y deshacerse del (posible) lastre de su historial digital.

Cómo borrar mi cuenta en Facebook

"Cómo borrar mi cuenta de facebook” es una de las principales búsquedas realizadas en Google. Síntoma de las barreras que pone Facebook a quienes deciden dejar su red y de la creciente preocupación que despierta en muchos la cuestión de la privacidad. Además de campañas como el "Día de Abandonar Facebook" (oficialmente el 31 de mayo) que ya consiguio 37.000 "abandonos", el descontento de algunos impulsó a otros servicios alternativos para que intenten generar una oferta más razonable. Orkut (la red social de Google) ha respondido a los cambios de política de privacidad de Facebook con una mejora de las herramientas que facilitan al usuario configurar sus opciones de privacidad.

Diaspora, una red social distribuida

La funcionalidad de un sistema que administre una red social, no debería necesariamente presionar sobre la esfera de privacidad de sus usuarios. Lo que hace presión es el valor económico de los datos de los usuarios para que la empresa que administra la red haga negocios. Una apuesta interesante que intenta dar una respuesta a esa situación, aunque a primera vista aparente ser poco realista, es "Diaspora", el desarrollo de un gestor para redes sociales distribuido y libre, donde el control del sistema no esté centrado en una sola organización o empresa, sino por servidores instalados por los usuarios en toda la red. Es la apuesta de dos estudiantes universiatrios, que pidieron 10.000 U$S en donativos para iniciar el proyecto, y ya recaudaron 200.000.


  • Fotos

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  • Enlaces

Sobre el caso de DoubleClick "Privacy advocates rally against DoubleClick-Abacus merger (November 22, 1999)"
http://news.cnet.com/2100-1023-233413.html
Double``Click en wikipedia http://en.wikipedia.org/wiki/DoubleClick

  • Declaraciones de CEOs

Eric Schmidt (CEO de Google): "Si tienes algo que no quieres que nadie sepa, no deberías estar haciéndolo" http://www.hoytecnologia.com/noticias/Eric-Schmidt:-tienes-algo/144855<
>
Google CEO Suggests You Change Your Name to Escape His Permanent Record http://www.readwriteweb.com/archives/google_ceo_suggests_you_change_your_name_to_escape.php

Mark Zuckerberg: «La era de la privacidad ha acabado» http://www.abc.es/20100111/medios-redes-web/facebook-zuckerberg-privacidad-201001111438.html

  • Facebook

Quit Facebook Day http://www.quitfacebookday.com/
http://www.readwriteweb.es/general/31-mayo-es-dia-abandonar-facebook/

Open Graph http://developers.facebook.com/docs/opengraph

Wired: Ganancias de Facebook en 2009: 800 millones http://www.wired.com/epicenter/2010/06/facebook-09-revenue-neared-800-million/2/

Wired: Facebook’s Gone Rogue; It’s Time for an Open Alternative http://www.wired.com/epicenter/2010/05/facebook-rogue/

EPIC (Electronic Privacy Information Center) sobre Facebook y la privacidad http://epic.org/privacy/facebook/

Orkut responde a Facebook con medidas de privacidad http://www.readwriteweb.es/novedades/orkut-responde-facebook-con-medidas-de-privacidad/

Los usuarios buscan en Google cómo salir de Facebook http://www.readwriteweb.es/analisis/usuarios-buscan-google-salir-facebook/

Hacia el fin de la privacidad http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1292229

El negocio de nuestra identidad http://www.readwriteweb.es/analisis/el-negocio-de-nuestra-identidad/