Este artículo fue publicado por derechoaleer en la Revista Users Nº 227 del mes de mayo de 2010 - La lista completa de artículos en UsersFinales


La internet olvidada de Paul Otlet

Acudir a un buscador en internet para obtener alguna respuesta a –literalmente– cualquier cosa, hoy no sorprende a nadie. Pero pensar que alguien, nacido en 1868 (si, ¡hace casi un siglo y medio!) hubiera imaginado nuestra actual rutina diaria de "googleos" y disponibilidad de información parece difícil de creer. Pero hay más: esa persona no solo imaginó, también llevó a la práctica sus ideas: una peculiar "internet" que funcionó cuando todavía no había ni módems ni computadoras...

En 1896 empezó a funcionar en Bélgica un servicio de búsquedas bibliograficas. Por 27 francos el "buscador" entregaba hasta 1000 búsquedas y recibía peticiones de todo el mundo. Como aún no existían (ni se imaginaban) las redes actuales y los medios electronicos, el servicio utilizaba el correo postal y el telégrafo.

Pero ¿cómo se obtenía y gestionaba la información? Paul Otlet (un celebre bibliotecólogo de aquel entonces) junto con Henri La Fontaine (luego ganador del Premio Nobel de la Paz) comenzaron un proyecto titánico, recopilar información sobre todo lo publicado hasta el momento. Su sistema de base de datos utilizaba tecnología de avanzada: fichas estándar de cartón de 3 x 5 pulgadas y ficheros. El proyecto se llamó "Repertorio Bibliográfico Universal", y posteriormente "Mundaneum".

Coleccionaron datos sobre todo lo publicado, libros, artículos de revistas y periódicos, fotografías, carteles, catálogos e incluso material corriente, como panfletos o folletos que las bibliotecas consideraban sin valor. Para 1914 tenía once millones de fichas, y en 1930 llegó a los quince. Lo llamativo de las fichas es que implementaban una visión muy innovadora que adelantaba décadas. No se trataba sólo de fichas bibliográficas con nombres de autor ó categorías, como las que encontramos en las bibliotecas todavía. Cada documento se dividía según el principio "monográfico" inventado por Otlet, que pretendía fragmentar toda la información en unidades significativas, es decir una disección del contenido de los documentos para obtener aquello de valor o utilidad que permitiera devolver resultados en una consulta, ni mas ni menos que "clasificar y ordenar la información dispersa y desorganizada, para hacerla accesible a la mayor cantidad de usuarios posible" (¿les suena?).

Además, cada ficha tenía también un número, según el "Sistema Universal Decimal de Clasificación" (otro invento de Otlet) e incluía referencias –es decir "enlaces"– hacia otras fichas en otros catálogos, configurando un sistema de varias bases de datos interrelacionado (bibliográficas, de imágenes, etc.). Para 1910 ya reunía varios catálogos y colecciones, y se alojaba en el Palacio del Cincuentenario en Bruselas. El proyecto creció tanto que se hizo participar al famoso arquitecto Le Corbusier en el diseño de un posible nuevo edificio, que no llego a construirse.

Otra idea de Otlet (nunca concretada), era duplicar las bases de datos (¡redundancia!), ya sea para atender entradas simultáneas de consultas, o como medio para descentralizar los sitios de búsqueda por todo el mundo. El problema era que el único método posible en aquel entonces, era realizar la duplicación de las fichas únicamente a mano.

"Voy a tener suerte"

Hasta aquí, la "base de datos", nos queda el buscador. Para principios del siglo XX, la única forma de consulta remota, era el correo o el telégrafo. El "Servicio Internacional de Búsquedas" –así se llamaba– tenía alcance global y podían enviarse peticiones desde todo el mundo. En 1896 tuvo sólo 21 consultas, pero en 1912 ya alcanzó las 1.500.

Por supuesto, al igual que la carga de fichas, las búsquedas eran realizadas exclusivamente por operadores humanos a mano, que debían "traducir" las consultas a los elaborados sistemas de clasificación de los ficheros y transcribir a mano la lista de resultados obtenidos, eliminar los duplicados, y devolverla al usuario por correo, que recibía una lista de referencias de los lugares donde se podía encontrar la información solicitada. Las consultas recibidas –como si fuera el historial de Google– incluían los mas variados tópicos, desde "boomerangs" hasta "finanzas búlgaras". Es decir, Otlet había hecho realidad su idea de un buscador donde encontrar –literalmente– información sobre cualquier cosa.

También, al modo de los actuales agregadores de noticias que abundan en internet, se implementó un servicio semanal de actualización que reproducía artículos de diarios y revistas sobre distintos temas contemporáneos.

Pronto Otlet se dio cuenta que el principal obstáculo que ponía limites al crecimiento del Mundaneum era, paradójicamente, el papel. Pero en los años 20 la posibilidad de medios electrónicos de almacenamiento de información era sólo un sueño. Sin embargo a Paul Otlet, como describimos en el apartado, no le escaseaba la imaginación a la hora de proyectar cómo sería el futuro. Y para haberlo pensado en el tiempo de nuestros abuelos (o bisabuelos), sus predicciones provocan asombro.

La guerra y el final del Mundaneum

El proyecto de Otlet y La Fontaine fue posible gracias al apoyo económico del Gobierno Belga. La idea que estimulaba la inversión de tantos recursos, era la construcción de toda una "Ciudad del Conocimiento". Bajo el signo del mundialismo y de la cooperación, la imaginaban como sede de la Liga de Naciones y hasta de un "Gobierno Mundial". En efecto La Fontaine y Otlet tuvieron un papel decisivo en la creación de la "Liga de las Naciones", que posteriormente originó las Naciones Unidas.

Lamentablemente, para mediados de los 30, la situación internacional no conducía hacia la paz, y la Liga de Naciones perdió fuerza, junto con el interés del gobierno por el Mundaneum. El proyecto, aunque con menos recursos siguió en pie, hasta la ocupación nazi de Bélgica, que destruyó gran parte de la infraestructura, y destinó el edificio a exposiciones de arte que glorificaban el Tercer Reich.

Otlet murió en 1944, cuando la guerra ya finalizaba, pero su figura quedó opacada. Mucho después, en los años que florecía internet, y se rastrearon los precursores de la naciente "Sociedad de la Información", se encontraron a muchos estadounidenses de los años de posguerra, como Vannevar Bush, Ted Nelson ó Douglas Engelbart, pero Otlet cayó en el olvido.

Redescubrimiento de su figura

Hoy sin embargo, su figura es objeto de renovado interés. Frecuentemente se menciona su obra como un hito de la Bibliotecología (la ciencia que estudia la forma de clasificar el conocimiento). Su libro más famoso "Traité de documentation" ha sido reeditado en 1989, y la influencia de su legado en las ideas que dieron como resultado la World Wide Web, ha sido reconsiderado. Actualmente el Mundaneum fue re-inaugurado como museo en la ciudad belga de Mons, donde se exhibe gran parte del material utilizado.

Entre los aportes mas destacados de Otlet, está el desarrollo de nuevos enfoques teóricos que permitieron hacer frente al creciente volumen de información que traía consigo el siglo XX, inspirador de la metodología utilizada para clasificar la información en el Repertorio Bibliográfico Universal que describimos mas arriba. Incluso el término "documentación" fue introducido por Otlet. También es el autor del "Sistema Universal Decimal de Clasificación", una ambiciosa taxonomía a base de números que permite clasificar todas las áreas del conocimiento humano (que aún se sigue utilizando), ó la estandarización de aquel eficaz sistema de base de datos analógico: el sistema de tarjetas de indexación bibliográfica usadas en las bibliotecas.

Cuando hablamos de internet y la Sociedad de la Información, las ideas que subyacen estos fenómenos se nos revelan acaso como actuales y novedosas, sin embargo no debemos olvidar que cualquier cosa de la cual se ignora su historia, puede verse como nueva, y puede ser que no lo sea...


Otlet, visionario tecnológico

"[...] Aquí, las paginas de las obras ya no están en ningún libro. En su lugar, la pantalla y el teléfono tendrán mas valor. En una oficina de peticiones estarán todos los libros y toda la información sobre ellos. Las preguntas se harán por teléfono, y en la oficina se leerán las páginas necesarias para responderlas. Las respuestas serán ofrecidas a través de una pantalla. La pantalla podrá estar dividida en dos, en cuatro o incluso en diez partes si existen texto o documentos que sean consultados simultáneamente. Se usarán altavoces si las imágenes requieren explicación oral. Las sucesivas mejoras harán posible que se puedan automatizar las llamadas y las respuestas a través de la pantalla. Cine, fonógrafos, radio, televisión: todos estos instrumentos tomados como sustitutos del libro se convertirán de hecho en el nuevo libro. Las palabras más influyentes para la difusión del pensamiento humano, lo que podríamos llamar la biblioteca radiada y el libro televisado."

El buscador, la base de datos, la consulta remota, el libro electrónico, las ventanas y la multimedia descriptos hace 80 años ¿Asombroso no?

También anticipó (o intuyó usando otras palabras), conceptos tan actuales como el enlace (la trama de vínculos entre el contenido de diferentes textos), la separación entre presentación y contenido (que él llamaba sustancia), las redes sociales y hasta la realidad virtual.

El énfasis puesto en la colaboración proviene de sus ideas pacifistas, donde la organización y difusión del conocimiento lleva implícita una proyección social, según Otlet la solidaridad no es solo una virtud, sino necesaria y útil para la sociedad. Las relaciones entre gestión del conocimiento, colaboración y redes sociales, hoy son inseparables.


Precursores de internet

Vannevar Bush: Ingeniero y científico estadounidense. En los años de posguerra presentó su idea del "Memex", un dispositivo electromecánico –jamás construido– que utilizando microfilms y diversos mecanismos, permitía una interacción entre el usuario y los datos almacenados. Fue muy innovador estableciendo métodos que facilitaban el acceso a la información, en comparación con los usados en las bibliotecas, involucrando activamente a los lectores quienes crearían los enlaces o relaciones entre documentos, que simplificaban posteriores búsquedas. En el influyente artículo "As We May Think" predijo muchos avances posteriores, como el hiperenlace, las computadoras personales o internet.

Paul Baran: Ingeniero de origen polaco, que vivió en Estados Unidos. Su trabajo mas célebre es sobre redes de comunicación capaces de resistir un ataque nuclear. Los militares estaban preocupados por la vulnerabilidad de las redes de comunicación, que dejarían totalmente incomunicado al país en caso de un ataque. Baran ideó un tipo de red, que luego fue la base de internet: la red distribuida, donde todos los nodos están conectados entre si, evitando la centralización, lo que hace posible mantener la funcionalidad de la red aún en caso de una destrucción masiva.

Ted Nelson: Filósofo y sociólogo estadounidense. Su proyecto mas ambicioso fue "Xanadu", un sistema universal de almacenamiento de la información, de publicación y debate, empleando computadoras fáciles de usar. El proyecto inició durante los 60, cuando las redes y el desarrollo de las interfases humano/computador estaban en sus comienzos. Nelson fue el primero en utilizar el termino "hipertexto". Por diversas razones el proyecto no prosperó, pero mucho del trabajo de Tim Berners-Lee en la World Wide Web estuvo inspirado en Xanadu.

Douglas Engelbart: Inventor estadounidense. Inventor del ratón y pionero en el desarrollo de tecnologías de interacción humano/computadora. Fue muy influenciado por el trabajo Vannevar Bush. En "La madre de todos los demos" –como se conoce su famosa conferencia del 68– Engelbart presento los trabajos desarrollados junto a su equipo: la videoconferencia, la edición colaborativa en tiempo real, el hipertexto, entre otros y fue la primera demostración en la historia del uso del ratón.

Tim Berners-Lee: Ingeniero y Teórico informático inglés conocido como "el padre" de la WWW, la red global de documentos de hipertexto HTML, vinculados con hiperenlaces, que habitualmente recorremos cuando navegamos por internet. La idea se fue gestando durante los 80, y llevada a la práctica por él mismo (y el belga Robert Cailliau) mientras trabajaban en el CERN (institución europea dedicada a la investigación nuclear), al inicio de la década del 90. Al desarrollar una tecnología basada en estándares abiertos y ausencia de royalties o restricciones (tal como dispuso el CERN), fue posible su rápida difusión y crecimiento.